Lourdes: lo más parecido a estar en el Cielo
Mi nombre es Pilar y puedo decir que este año he recibido el mejor regalo de mi vida.
Llegué a Lourdes de la mejor manera posible, de la mano de mi familia (mi marido Nacho y sus dos hermanos: Pablo y Lourdes) para celebrar con mi suegra, Paz Chocano, sus 25 años de peregrinación y fidelidad a la Virgen de Lourdes con la Hospitalidad de Madrid.
Tuve la inmensa suerte de poder incorporarme con Nacho y Pablo en el grupo de El17 y sin profundizar demasiado, y con el sentimiento de culpa por no haberme preparado apenas, allí estaba el sábado 11 de mayo de 2019 a las 7am en IFEMA con una enorme excitación e incertidumbre y con grandes incógnitas en la cabeza como: “¿superaré la prueba?” o “¿estaré a la altura de lo que se espera de mí?” o “¿seré capaz de aportar algo de valor?”.
Me visualizo allí, a las puertas del autobús en un impulso por recibir a nuestros “chicos” y sobretodo, en ese momento, en un deseo por presentarme y conocer a sus familias y personal voluntario de residencias: todos, verdaderos ángeles
caídos del cielo.
Recuerdo escuchar con emoción las palabras de orgullo hacia los chicos, observar sus lágrimas de despedida y deseos de felicidad en nuestro viaje, sentir sus caras cansadas pero siempre positivas y percibir el amor, el ánimo y la lucha diaria de quien lo ha dejado todo en la vida para cuidarlos. Y de pronto, siento la responsabilidad infinita de quererlos y cuidarlos como si fueran hijos.
Llegamos a Lourdes con un intenso cielo azul que nos acompañó los cinco días, algo poco frecuente en las últimas peregrinaciones de mayo.
Tenía la referencia de una visita a Lourdes con mis padres a los 7 años de edad y sin duda, era un recuerdo asociado al sufrimiento. Todo lo contrario al dolor y a la tristeza, descubrí desde el primer momento que, en Lourdes, respiras ALEGRÍA con Mayúsculas. Y que además de Alegría, solo te acompañan sentimientos de Generosidad, Ilusión, Amor, Fe y Entrega tanto por parte de los “chicos” como por parte de los hospitalarios, personal sanitario, religiosos, etc .
Todos los espacios, escenarios, cada rincón de Lourdes, la gruta, y el ambiente te sobrecoge desde que te levantas hasta que te acuestas. La mirada y la presencia de la Vírgen de Lourdes estremece allá donde estés… Tanto es así, que durante 5 días tuve el sentimiento de estar lo más cerca del cielo.
En mi ansiedad por absorberlo todo y grabar cada momento en mi memoria, me propuse dedicar tiempo de calidad y escucha a cada uno de nuestros “chicos” y de quererlos muchísimo a todos.
Tengo recuerdo imborrable de momentos donde la intensidad de la conversación y la emoción era tan grande que se me instalaba una presión en el pecho y un nudo que se hacía imposible de controlar y sentía la humedad en mis ojos muy a menudo.
Me cuesta decirlo, pero en un primer momento sentí más afinidad por unos chicos que por otros. A medida que pasaban los días, y en mi compromiso firme, me dí cuenta de la enorme riqueza de acercarte a cada uno de ellos. Es entonces cuando descubrí que cada uno era un auténtico “tesoro” del que me iba a costar separarme.. Y aprendí, a pesar de no haber tenido hijos, que uno puede entregar amor infinito y quererlos a todos por igual.
Me siento muy afortunada porque los días en Lourdes me han dado grandes lecciones personales y momentos únicos e irrepetibles con Nacho mi marido, y con mi familia que también me ha enriquecido y de los que he aprendido a valorar muchas cosas.
Quisiera dejar un mensaje para nuestros jefes de equipo y compañeros de el17.
Sois todos personas excepcionales, de las que cuesta encontrar.
Nos habéis abierto vuestras puertas y nos habéis hecho sentir como en casa.
Sin vosotros, la experiencia nunca hubiera sido la misma.
Después de haber vuelto hace ya casi 4 meses, me sorprendo emocionada contando mi experiencia de Lourdes con muchas personas de mi entorno. Y también me sorprenden algunos comentarios que se repiten como: “¡Qué valiente!. Yo no podría hacerlo” o “¡Qué orgullosa te debes de sentir!”.
Ni valiente, ni orgullosa… simplemente creo que el mundo sería muy diferente si todos, sin excepción, fuéramos capaces de bloquear 5 días al año y vivir la experiencia.
¡Gracias por el cariño y apoyo que he recibido de tod@s!.
Os quiero.
Pilar